JACARANDAS EN PARÍS
En aquel jardín
-de tu amiga la casa-
bajo la sombra lila
nos escabullimos.
Gemidos ahogados,
vehementes susurros
y una coreografía
de intenso fuego.
Arañamos el silencio,
y los labios mordimos
así como la manzana
-otrora de Eva y Adán-.
Tendida permaneces
con flores de jacaranda
que pintan tus nalgas
y adornan tu espalda.
Sobre el césped
agitado aún tu pecho
la mirada hacia el cielo
y la sonrisa para mí.