martes, 25 de diciembre de 2018

Amor en Roma




AMOR EN ROMA

-Te amo, le soltó a quemarropa.

Por un breve instante no supo qué hacer. Ambos comprendieron que nunca debió decirle eso, lo habían hablado, no podían moverse en ese sentido, era la senda por la que acordaron no pasear.

Tras aquel momento de estupor, la miró alejarse en su motoneta. Las angostas calles del centro de Roma la escondieron, se volvieron más estrechas y finalmente la engulleron.

Él permaneció de pie junto a la vidriera, bajo el refulgente sol del verano romano, solo; el helado se derretía sobre sus dedos en pesadas gotas, similares a las gruesas lágrimas que descendían por sus rostro.