POR UN POCO DE TINTA...
Desde el momento
en que aventuré
la estilográfica
y en forma de invitación,
en papel desnudé
el irrefrenable deseo
que tus inquietantes ojos
y cada curva tuya desatan,
desde entonces
-mil horas ya-
mis manos y mi boca
con extraño desasosiego
más te necesitan.