EL SOL Tú no lo notabas pero el sol, detrás de ti, jugaba con mi vista e igual me regalaba una traslúcida imagen de la silueta inquietante de tus senos, como un brillo cegador que limitaba lo que de ti podía ver. Tú no lo notaste pero el sol, detrás de ti, ponía muecas en mí que por fortuna, ocultaban los viajes -de ida y de vuelta- que mis ojos hacían de tu hermoso rostro a tu incitador escote, pasando por tu sonrisa. Lo que sí notaste a pesar del sol detrás de ti, fue la mano izquierda que despacio moví hasta atrapar la tuya junto a aquel café. No te retiraste, fijo me miraste y en tus ojos, en el infinito me vi.