Un fresco viento recorre la tarde
en la delgada camisa se cuela
a pesar de ello mi mente arde
y me anima a perder la cautela.
De frente y mirándote a los ojos
te hago la atrevida propuesta
por la sorpresa nos ponemos rojos
mas ninguno rehuye la apuesta.
Con dudas sí pero ambos sabemos
que al deseo nada lo apaga
como no sea a él entregarse.
Con nervios sí pero ambos queremos
grande es la pasión que nos embriaga
y no la dejamos debilitarse.