ANOCHE
A una lucha de labios,
con los ojos cerrados
y agitadas respiraciones,
jugaban nuestras bocas.
Con una de las manos,
la derecha tal vez,
con firmeza y suavidad
mi cuerpo recorrías.
En tanto mi izquierda,
con ahínco navegaba
en las ardientes aguas
del océano de tu deseo.
En paredes y muebles
tus gemidos rebotaban:
Te soñé en un sueño
que no te puedo contar.